
Liberado antes de tiempo, volvió a matar: impunidad y feminicidio en Jalisco
Jalisco fue sacudido por el brutal feminicidio de Astrid Cruz, de 37 años, y su hijo Ángel Fernando, de 16, quienes fueron asesinados en su domicilio en el fraccionamiento Capital Norte, en Zapopan.
El presunto agresor, Eduardo “N”, expareja de Astrid, ya había sido condenado en 2004 por otro feminicidio, pero obtuvo su libertad antes de cumplir su sentencia completa. Esta vez, habría utilizado un martillo para cometer el crimen.
La hija menor de Astrid, Isabela, de 9 años, también fue atacada, pero logró sobrevivir y se encuentra hospitalizada en estado grave.
Este caso pone nuevamente en el centro del debate la impunidad y la reincidencia en crímenes de violencia de género. A pesar de su historial, Eduardo “N” fue liberado en 2020 tras cumplir solo 16 de los 24 años de su condena por el feminicidio de su entonces pareja, Martha Berenice, en Culiacán, Sinaloa. Además, durante su reclusión, también se le vinculó con la muerte de otra mujer, Yaneth Mariscales, en circunstancias nunca esclarecidas.
Su liberación permitió que volviera a cometer un feminicidio, esta vez en contra de Astrid y su hijo, evidenciando las fallas del sistema judicial y penitenciario, que prioriza la liberación de agresores en lugar de garantizar la seguridad de las mujeres y sus familias.
Las autoridades han emitido una orden de búsqueda, ya que se presume que Eduardo “N” se encuentra fuera del estado de Jalisco, posiblemente en la Ciudad de México.
Este no es un caso aislado: es la consecuencia de un sistema que sigue fallando a las mujeres. ¿Cuántas más deben morir antes de que se tomen medidas efectivas contra la violencia feminicida?