Historia de joven guaymense con sordera conmueve a Sonora
Quiero contarles un poco de este chico. Su nombre es José Carlos Noriega. Y tengo el placer de ser su amiga.
Hace un poco de tiempo, como muchos saben yo trabajaba en el sushi de mi hermano, Papi Sushi para ser exactos. Era la encargada y como tal tenía ciertas tareas; una de ellas era contratar empleados y aquí comienza nuestra historia.
Llega un día este chico con su mamá, me llama la cajera y me dice: “Michelle hay alguien que pregunta por el encargado porque vienen a buscar trabajo”. Entonces yo salgo y me topo con este chico y su mamá.
La señora muy valiente me dice: “Él es mi hijo José Carlos, él no escucha y está buscando trabajo”.
-Yo no dije nada y sinceramente no sé que cara hice.
-A lo que su mamá me dice: “Fíjate él tenía mucha ilusión de trabajar en otro lugar de sushi muy reconocido en Guaymas”. Ella continúa y me explica que venían justo de dicho lugar y que cuando ella les dijo que él no escuchaba su respuesta solo fue “No podemos porque aquí necesitamos que nos escuche para poder trabajar”.
La señora les pidió que lo pusieran de lava loza que no se iban a arrepentir y solo obtuvieron un rotundo ¡𝐍𝐨!
Entonces, ella me pide sólo una oportunidad para él, una semana que haga lo que yo quiera, que lave loza o lo que pueda poner a hacerlo, que no le pague una semana pero simplemente que lo ponga a prueba y que yo no me iba a arrepentir.
Yo le expliqué que no era sólo mi decisión, que tenía que consultarlo con mi hermano, pero que ese mismo día hablaría con mi hermano y más tardar por la noche le daba una respuesta.
Ellos se fueron. Él con señas me dio las gracias (lo sé porque su mamá me lo dijo) y se fueron.
Cuando ellos se fueron yo le llamo a mi hermano, le explico todo y le pedí esa oportunidad para ese chico que lo único que quería era trabajar.
A lo que mi hermano me dice: “Por mi tú puedes contratarlo. Yo no tengo ningún problema; dale luz verde. Solo te recuerdo que quien está en el sushi eres tú y tú sabes. Si tú estás dispuesta adelante”.
Cuando colgamos, yo decidí que quería darle esa oportunidad de trabajar con nosotros. Lo pusimos a prueba y resultó ser una buena decisión.
Hoy les digo que este chico lleva trabajando con mi hermano 2 años. Le entregamos el premio al empleado del mes, es dedicado, sabe inglés, sabe lenguaje de señas en inglés y español, es puntual, siempre está dispuesto a aprender, a ser mejor y demostrar a cualquiera que él puede y claro que lo logra. Y claro que le pagamos esa semana de prueba, pero no lo dejamos ir.
Él ahora entró a estudiar gastronomía porque ama la cocina tanto como yo y él sabe que soy la más orgullosa de verlo triunfar.
No fue fácil, todos los días eran un reto, pero porqué no dar esas oportunidades, porqué ser cerrados.
Si tienen la oportunidad dejen que ellos también cumplan sueños, que se realicen y también aprendan todo lo que ellos pueden enseñarnos. Porque él es una lección en mi vida.
Y adivinen qué… Los chicos en el sushi ahora hablan un poco de señas. Él les enseño cómo comunicarse con él y esas señas ahora se ven en el restaurante.
Y una última, su mamá tenía razón, no nos arrepentimos de haberlo contratado.