
¿Tatuajes como prueba? Críticas a estrategia de deportación en EE.UU.
Durante el primer mandato de Donald Trump, un joven con DACA fue detenido y acusado de pertenecer a una pandilla por tener un tatuaje que decía “La Paz – BCS”. Un juez determinó que era solo una referencia a su lugar de origen y ordenó su liberación.
Ahora, en el segundo mandato de Trump, autoridades migratorias están usando tatuajes como posible evidencia para deportar a migrantes venezolanos, presuntamente ligados al Tren de Aragua, una banda delictiva de origen venezolano.
Aunque algunos tatuajes pueden estar relacionados con pandillas, expertos y autoridades aseguran que no deben ser la única prueba para justificar una detención o deportación. En muchos casos, los tatuajes son parte de la estética juvenil o reflejo de la cultura urbana, y no necesariamente una señal de afiliación criminal.
Según datos en Nueva York, de más de 13 mil personas relacionadas con pandillas, solo 78 han sido identificadas con esta megabanda.
El debate crece sobre si estas prácticas respetan los protocolos legales y los derechos humanos.
En la imagen del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, se muestran los tatuajes relacionados con grupos criminales.